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Los tibetanos que viven en el llamado "techo del mundo" pueden agradecer a un antecesor extinto por haberles legado un gen que les ayuda a adaptarse a la elevada altura, sugiere un estudio. Algunas investigaciones en el pasado llegaron a la conclusión de que un gen en particular ayuda a la gente a respirar el aire tenue de la meseta tibetana. Ahora los científicos reportan que la versión tibetana del gen se halla en el ADN de los denisovanos, un antepasado del ser humano más cercano al Neanderthal que a los seres humanos modernos. Los denisovanos son conocidos únicamente por medio de fósiles en una cueva siberiana que se calcula datan de por lo menos hace 50 mil años. Parte de su ADN ha sido hallado también en otras poblaciones modernas, lo que indica que se cruzaron hace mucho con miembros antiguos de la raza humana actual. Pero la versión del gen de gran altura compartido por los tibetanos y los denisovanos no se halla prácticamente en ninguna otra población actual,

Datos clínicos recientes han demostrado enfáticamente la capacidad de nuestro sistema inmunológico para erradicar el cáncer incluso avanzados. Aunque los virus oncolíticos (OVS) fueron diseñados originalmente para funcionar como agentes terapéuticos de tumores de lisis, que ahora se ha demostrado clínicamente para iniciar respuestas inmunes antitumorales sistémicos. Vías de señalización celular que se activan y promueven el crecimiento de las células tumorales también favorecen el crecimiento y la replicación de los virus en el cáncer. La capacidad de diseñar VO que expresan inmunoestimulante «carga», la inducción de la muerte celular del tumor inmunogénico por VO y el señalamiento selectivo de VO a lechos tumorales sugiere que son los reactivos ideales para mejorar la respuesta inmune antitumoral. El acoplamiento de la terapia VO vacunación antígeno tumoral, los inhibidores de punto de control inmunológico y la terapia celular adoptiva parece estar listo para converger hacia una nueva