Aceite de oliva: Al sustituir a otras grasas alimentarias, protege contra el cáncer de mama y colon gracias a unas sustancias como el tirosol.
Col, fresas y frutas del bosque: Las coles contienen sulforafano e indo-3-carbinoles, dos poderosas moléculas anticancerígenas. Además, promueven el suicidio celular de las células cancerosas y bloquean la angiognénesis o proliferación de vasos sanguíneos que alimentan el tumor al igual que otros alimentos como las fresas y otras frutas rojas, estas tienen una potente acción antioxidante (gracias a sus flavonoides) capaces de neutralizar la acción de los radicales libres. La fresa, además, son ricas en vitamina C, folatos, hierro y fibra, muy adecuados para prevenir ciertos tipos de cáncer.
Ajo y cebolla: Contienen polifenoles y compuestos sulfurados a los que se les atribuye la capacidad de neutralizar las sustancias cancerígenas e inhibir el desarrollo de células tumorales.
Verduras crucíferas: La familia de las crucíferas como el brócoli o la col, la berza, la coliflor, los repollitos de Bruselas y los nabos contienen sustancias que podrían proteger contra el cáncer. El brócoli, en concreto, es una de las crucíferas más ricas en proteínas, calcio, provitamina A –betacarotenos- y vitamina C y potasio.
Tomates y zanahorias: El tomate es rico en licopeno, un pigmento responsable del intenso color rojo cuya acción antioxidante es muy potente. Esta sustancia tiene la particularidad de proteger a las células de la próstata contra la oxidación y el crecimiento anormal. Además, es diurético y estimula el sistema inmunitario. La zanahoria, por su parte, es una gran fuente de vitaminas B, C y E, y minerales. Pero su composición estrella son los carotenoides –en especial el betacaroteno- y fibra. Estas sustancias tienen una gran acción anticancerígena.
Ciruela y manzana: Contiene una proporción muy equilibrada de todas las vitaminas excepto la vitamina B12. Además, es rica en pectina –fibra soluble- de acción laxante y, por lo tanto, protectora del cáncer de colon. También contiene pectina la manzana. Por lo tanto, tiene el mismo efecto protector frente a este tipo de cáncer. Además, previene el estreñimiento, es diurética y tonifica el organismo.
Cítricos y pimiento: Son excelentes anticancerígenos. Se lo deben sobre todo a la vitamina C, a la que se le atribuye un importante efecto protector frente a algunos tipos de cáncer como el de pulmón, esófago, estómago y cervix. Rico en vitamina C y A también lo es el pimiento, pero además, evita el estreñimiento y contribuye a facilitar la digestión.
Setas y hierbas: Las primeras contienen polisacáridos y lentinato, sustancias que estimulan la reproducción y la actividad de las células del sistemas inmunitario. Las hierbas aromáticas empleadas en cocina son ricas en aceites esenciales de la familia de los terpenos, a los que deben su fragancia y sus beneficios.
Té verde (no fermentado): Esta hierba es rica en polifenoles que reducen el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos necesarios para el desarrollo del tumor y la metástasis. Además, es un potente antioxidante y desintoxicante. Científicos del Instituto para la Investigación del Cáncer de Japón aislaron la epigadocatequina galato (EGCG), sustancia química a la que hacen responsable del efecto anticancerígeno. Esta sustancia desaparece en el proceso de maduración por el que el té verde se convierte en té negro, que es el que habitualmente consumimos en occidente. Se piensa que la tradición de beber té verde puede ser el motivo de que el cáncer de pulmón sea raro en Japón, ya que los japoneses fuman igual que los occidentales.
Pescado azul y marisco: Es rico en Omega 3 que reducen la inflamación y la metástasis. Por su parte, el marisco contiene selenio que estimula el sistema inmunitario.
Chocolate negro y vino tinto: Contienen gran cantidad de antioxidantes, proantocianidinas y polifenoles que limitan el crecimiento del tumor.
Si te interesa el tema, puedes encontrar mas información sobre el Cáncer y sus tratamientos cada vez mas desarrollados en este blog.
Col, fresas y frutas del bosque: Las coles contienen sulforafano e indo-3-carbinoles, dos poderosas moléculas anticancerígenas. Además, promueven el suicidio celular de las células cancerosas y bloquean la angiognénesis o proliferación de vasos sanguíneos que alimentan el tumor al igual que otros alimentos como las fresas y otras frutas rojas, estas tienen una potente acción antioxidante (gracias a sus flavonoides) capaces de neutralizar la acción de los radicales libres. La fresa, además, son ricas en vitamina C, folatos, hierro y fibra, muy adecuados para prevenir ciertos tipos de cáncer.
Ajo y cebolla: Contienen polifenoles y compuestos sulfurados a los que se les atribuye la capacidad de neutralizar las sustancias cancerígenas e inhibir el desarrollo de células tumorales.
Verduras crucíferas: La familia de las crucíferas como el brócoli o la col, la berza, la coliflor, los repollitos de Bruselas y los nabos contienen sustancias que podrían proteger contra el cáncer. El brócoli, en concreto, es una de las crucíferas más ricas en proteínas, calcio, provitamina A –betacarotenos- y vitamina C y potasio.
Tomates y zanahorias: El tomate es rico en licopeno, un pigmento responsable del intenso color rojo cuya acción antioxidante es muy potente. Esta sustancia tiene la particularidad de proteger a las células de la próstata contra la oxidación y el crecimiento anormal. Además, es diurético y estimula el sistema inmunitario. La zanahoria, por su parte, es una gran fuente de vitaminas B, C y E, y minerales. Pero su composición estrella son los carotenoides –en especial el betacaroteno- y fibra. Estas sustancias tienen una gran acción anticancerígena.
Ciruela y manzana: Contiene una proporción muy equilibrada de todas las vitaminas excepto la vitamina B12. Además, es rica en pectina –fibra soluble- de acción laxante y, por lo tanto, protectora del cáncer de colon. También contiene pectina la manzana. Por lo tanto, tiene el mismo efecto protector frente a este tipo de cáncer. Además, previene el estreñimiento, es diurética y tonifica el organismo.
Cítricos y pimiento: Son excelentes anticancerígenos. Se lo deben sobre todo a la vitamina C, a la que se le atribuye un importante efecto protector frente a algunos tipos de cáncer como el de pulmón, esófago, estómago y cervix. Rico en vitamina C y A también lo es el pimiento, pero además, evita el estreñimiento y contribuye a facilitar la digestión.
Setas y hierbas: Las primeras contienen polisacáridos y lentinato, sustancias que estimulan la reproducción y la actividad de las células del sistemas inmunitario. Las hierbas aromáticas empleadas en cocina son ricas en aceites esenciales de la familia de los terpenos, a los que deben su fragancia y sus beneficios.
Té verde (no fermentado): Esta hierba es rica en polifenoles que reducen el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos necesarios para el desarrollo del tumor y la metástasis. Además, es un potente antioxidante y desintoxicante. Científicos del Instituto para la Investigación del Cáncer de Japón aislaron la epigadocatequina galato (EGCG), sustancia química a la que hacen responsable del efecto anticancerígeno. Esta sustancia desaparece en el proceso de maduración por el que el té verde se convierte en té negro, que es el que habitualmente consumimos en occidente. Se piensa que la tradición de beber té verde puede ser el motivo de que el cáncer de pulmón sea raro en Japón, ya que los japoneses fuman igual que los occidentales.
Pescado azul y marisco: Es rico en Omega 3 que reducen la inflamación y la metástasis. Por su parte, el marisco contiene selenio que estimula el sistema inmunitario.
Chocolate negro y vino tinto: Contienen gran cantidad de antioxidantes, proantocianidinas y polifenoles que limitan el crecimiento del tumor.
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